jueves, 16 de julio de 2009

Soledad.


Según la RAE, la soledad es la carencia involuntaria o voluntaria de compañía. Una definición poco extensa y que no significa totalmente lo que en realidad uno siente al estar solo. ¿Cuántas veces hemos estado en algún lugar concurrido por mucha gente y nuestro pensamiento es “hubiera sido bueno que alguien nos acompañe”? La definición de soledad debe ser totalmente aclarada, y eso es lo que intentaré hacer a continuación.

Si bien la soledad es una experiencia subjetiva (ya que uno puede estar solo sin sentirse solo o viceversa) esta puede generar angustia y resultar desagradable. Claro, yo sé que pueden estar pensando que “estar solos” a veces es bueno. Nadie niega eso; por eso, la definición aclara que puede ser voluntaria o involuntaria. El problema viene cuando esta soledad se refiere a la última. ¿A alguno de ustedes le gustaría estar solo sin quererlo? De mi propia experiencia extraigo un rotundo NO, porque para mí, luego de dormir teniendo hambre, este es uno de los peores sentimientos.

¿Cuántas veces hemos escuchado que el hombre es social por naturaleza? Demasiadas, creo que hasta el cansancio. Una persona, por más introvertida que sea, siempre depende de alguien; necesita de otros para sobrevivir, por lo menos en el mundo de hoy. Así una persona sea autista, necesita de otra para alimentarse. Es casi imposible (digo casi porque nada es imposible excepto por la muerte) vivir en completa soledad. Es una manera más cómoda (y hasta a veces cariñosa) de vivir la vida. ¿Qué sería de nosotros si no tuviéramos familia, si al nacer nos dejaran tirados por allí, sin alguien que pueda ayudarnos, mimarnos, etc.?

Cuando por separación en una relación (sea definitiva o parcial), fallecimiento de un ser querido, u alguna otra razón, desaparece de nuestra vida alguien a quien hemos amado u ocupaba algún lugar especial en nuestra vida; nos irrumpe un sentimiento de vacío, una nada “ensilenciada” que nos sume en una desesperanza y tristeza que termina rompiéndonos el corazón; en pocas palabras, es horrible sentirse solo (ojo, no uso el verbo “estar” sino “sentir”).
Según Wikipedia, Soledad significa aislamiento o confinamiento, falta de contacto con otras personas. Eso no es totalmente cierto, ya que uno puede tener contacto con otras personas, y todavía sentirse solo.

Para mí la soledad involuntaria es un sentimiento subjetivo, que produce en la persona que lo siente un vacío de compañía, una falta de apoyo y comprensión que disminuye nuestra autoestima. Es el querer estar con una o varias personas específicas y no poder hacerlo. Es, también, el no encontrarse a sí mismo.

La soledad puede tomar muchos caminos, y simplemente he escrito el concepto de soledad que surge en mí a veces. No creo poder llegar a una conclusión en este momento sobre qué es la soledad, pero por lo menos dejo escrito una parte de lo que significa para mí.

Continuará...

martes, 14 de julio de 2009

Historias que contar (amigos ante todo).

Hace algún tiempo atrás, tuve la rara (digo "rara" en el sentido de una práctica que no es común en mí) experiencia de salir a divertirme en un bar y discoteca de ambiente llamado Lola Bar.

Fue un fin de semana, viernes por la noche. Kots y yo nos dirigíamos a la casa de mi enamorada Mariana para salir con Ñoña a un bar. Camino al local, nos encontramos con un amigo de Ñoña, desde ahora llamado “el amigo”. En ese entonces, Ñoña tenía un problema de indecisión con respecto a su sexualidad; por eso, nos propuso a todos ir a ese pub. Sus nervios y miedo a que los demás la juzguen eran notorios. Necesitaba de alguien que pudiera simplemente apoyarla en esa transición. Ella quería verificar si en realidad lo que pasaba era lo que andaba meditando; y como buen amigo que soy, intenté apoyarla de la mejor forma.

Al llegar al bar, tuve una sensación extraña. Mi cuerpo se erizó y mi sustento hacia Ñoña, fuerte por fuera, comenzó a disminuir por dentro. No sabía qué hacer y; para colmo, la entrada costaba quince nuevos soles. Para mí era horrible tener que entrar a un lugar en el cual no quería y encima pagando. Quería irme pero superé el inconveniente conversando y recapacitando las cosas. Mi prioridad había cambiado y tenía la etiqueta de “apoyo”. Luego de un raje brutal entre Kots y yo sobre lo que íbamos a hacer, entramos.

La distribución del local era la siguiente: Dos pisos. El primero, repartido en tres espacios (una especie de lounge frente a la barra, una pista para bailar pequeña, y el hall de la entrada); y el segundo, una pequeña barra y una pista de baile chica (los dos en un solo espacio). Cabe señalar que el segundo piso estaba destinado a la gente que tenía como preferencia la música pachanga; mientras que el primero se destinaba para los fanáticos de la música electrónica.

Nos sentamos en el lounge frente a la barra, en un sillón largo donde no podíamos vernos todos las caras. Nuestros cuellos hicieron tanto ejercicio que hasta ahora me duelen los músculos de esa zona. Casi todos, hombres y mujeres, nerviosos por dentro pero aparentando frigidez y manejo por fuera. El único que se encontraba cómodo era “el amigo”, ya que él frecuentaba este tipo de lugares a menudo. Para disimular el nerviosismo, me acerqué a la barra como todo un canchero y no pedí, EXIGÍ con una voz de hombre que me dieran una cerveza. Era mi autodefensa, mi estupidez crecida o como quieran llamarle. Me senté con la birra en la mano y abracé a mi enamorada lo más fuerte que pude. Por otro lado, Kots comenzó a sentirse fuera de lugar, quería irse porque estaba totalmente aburrido y no le gustaba el lugar en cuestión (ya éramos dos). La Ñoña estaba insegura, buscando solucionar su problema entre tantos otros nuestros. Parecía un total desastre la situación. Luego de un rato, noté que Kots ya no aguantaba más, por lo que me paré y le pregunté si quería ir al segundo piso para ver cómo era. Sin duda ni reproche alguno aceptó y subimos las escaleras. Éramos dos pioneros entrando a una zona diferente, extravagante, interesante para algunos. Ya arriba, la decepción volvió. No solamente la música desmotivaba, sino que la gente y en sí, el segundo piso, eran desagradables. Fue el remate de la noche. Bajamos acongojados, afligidos, turbados; totalmente angustiados por el tiempo que faltaba para irnos. Lo único que me mantenía dentro era Ñoña, no podía dejarla sola. Me senté al costado de mio amore e intenté pasarla lo mejor que podía, sin mostrar aburrimiento ni pesadez alguno. Kots, por otro lado, caminó tanto, pero tanto dentro del bar que para mí que se lo aprendió de memoria.

El tiempo transcurría y mi desesperación crecía por dentro, no sabía qué hacer ni cuándo se iba a terminar la tortura. Lo único que esperaba era ese “ya me aburrí, vámonos porque está aburrido” por parte de Ñoña; el cual llegó, felizmente, al poco rato. Había pasado cerca de tres horas y así como un cuerpo rechaza las drogas, el mío pedía a gritos aire. Salimos del lugar y caminando de regreso a nuestras casas, se me acercó la Ñoña y me dijo que no era su onda, que en realidad se había confundido. Yo, como todo buen amigo respondí: “No importa, igual la pasamos chvre”.



VALE TODO, TODO VALE.

No, no soy gay, tampoco otra cosa rara por el estilo (Aunque según las lenguas conocedoras, estudio en una universidad de ambiente), pero por unos contactos y recomendaciones de varias amigas que conozco que tampoco son raras ni nada (pero sí tienen amigos del otro equipo), una amiga mía más y yo, accedimos a ir a conocer el antro que está de moda no solo para gente con “gustos distintos”, sino también para gente más común. (Aunque últimamente los gays se han proliferado tanto que ya no sé quienes somos más comunes). Además también convencimos a unos amigos nuestros (3 chicos “héteros”) de que nos acompañaran en nuestra aventura (¡ja!), y casi a regañadientes nos acompañaron, pues no tenían ningún plan para esa noche. La verdad mi amiga y yo también fuimos casi sin querer porque no teníamos muchas ganas de ir a “tonear” ya que estábamos medio cansadas y ya veníamos de un lonchecito de reencuentro de amigas del cole, y de plantar a un amigo sin querer queriendo (lo hicimos esperar mucho, se aburrió y se fue). Así que no teníamos ánimo ni muchas expectativas de encontrar diversión en aquel lugar (Down Town más conocido como Vale Todo). Sin embargo fuimos. Al llegar me di cuenta de que el lugar estaba bastante resguardado (no salgo mucho a discotecas, pero en las que visitado antes no había visto tantos VIPs trabajando, tanto al entrar, como a la hora de despejar el área).
Quizás por los problemas que se presentaron anteriormente.




Todo muy tranquilo, se respeta el orden. La discoteca tiene dos ambientes de fiesta y uno para descanso (este último con asientos acolchados, más luz y silencio, como para conversar y descansar tranquilamente). Los ambientes donde la fiesta se desenvuelve son conocidos como la “zona latina” y la “zona electro”. La zona latina es muy acogedora, tiene una buena iluminación, una decoración agradable. ¡La música es bastante variada!. Escuchamos hasta nubeluz, canciones criollas, huaynos, etc. Pasan no solo las canciones que están de moda sino también las que estuvieron de moda hace mucho tiempo (como la "gelatina" que hace años no escuchaba, algunas canciones de axé, etc), lo que hizo que mis amigos y yo nos divirtiéramos mucho. La diversión esa noche la puso un amigo muy querido de la amiga que nos invitó a ir, pues este chico resultó ser súper pilas y además muy bromista (estaba que molestaba a mis amigos, los “héteros”), ¡también bailaba muy bien!, según uno de mis amigos, nos ganaba bailando a mí y a mis amigas, ¡imagínense!
En uno de los balcones, hubo un show, en el cual dos travestis se pusieron a bailar distintas canciones, entre las cuales no podía faltar la conocida “fiesta fiesta y pluma pluma gay”. Fue muy divertido, debo admitirlo. En la zona electrónica también hubo un show, el cual no pude llegar a ver, pero mi amiga sí, y me contó que allí había más bailarines (travestis todos) y sus atuendos eran más sofisticados (pelucas grandes y algunos disfraces interesantes).
Esa noche pudimos ver muchas cosas, algunas que provocaron arcadas en mis amigos, como por ejemplo el ver a varias parejas de hombres besándose, y otras como parejas de chicas muy cariñositas también…
Lo curioso, no sé si decir, lo sorprendente o triste… (En verdad no sé cómo calificarlo), es que a este local concurre mucha gente joven, la mayoría tiene pinta de recién haber logrado la mayoría de edad. Estas personas sobre todo tienen el look “emo” ya conocido por todos creo.
Como dije líneas más arriba, en este local no solo se encuentra gente de “otros equipos” sino que también asiste gente heterosexual (como mis amigos y yo). Uno de mis amigos incluso logró coquetear con varias chicas, las que mostraban bastante interés en él.
Uy! Pero lo más divertido sucedió al salir de la discoteca: Una chica muy simpática y con un gran escote (al parecer, una colombiana por el dejo) y sus amigas, todas ellas medio ebrias, estaban conversando con mis amigos, y la “colombiana” le decía a mi amigo: “tu no eres gay no??” , “tu me dijiste que no eras gay!!”, y mi amiga y yo le respondimos: “no, no es gay, no te preocupes”. Pero la chica resultaba un poco acosante, y como mi amigo no decía nada yo cometí el error de pensar que era una de esas “maripositas de la noche” (como dice mi profesor de filosofía). Y luego de decir que mi amigo no era gay, agregué torpemente: ¿y tú qué eres? ¿Hombre?, ¿mujer? (error, GRAVE error). Pues hoy en día un@ puede ver una chica muy bonita que al final resulta siendo un hombre, entonces ya no se sabe…pero las palabras que usé no fueron las más adecuadas que digamos (añádanle a mi torpeza para hablar, el hecho de que eran casi las 5 de la mañana, y habíamos estado bailando descontroladamente desde las 10 de la noche aproximadamente)
La chica (porque en realidad sí era una chica) obviamente se ofendió y con una cara de indignación señaló su entrepierna y se fue a quejar con alguien más sobre lo que yo le había preguntado.
En ese momento pensé: “¡RecontraChanfle! Ahora si me van a pegar “, Menos mal nadie le hizo caso (sus amigos ya estaban en otra), y la mujer regresó a seguir coqueteando con mi amigo.

Finalmente, las aventuras no acababan pues tuvimos que caminar un buen tramo para conseguir carro porque por cuestiones del destino nos habíamos quedado sin dinero para el taxi. Una tragedia. Pero todos salimos felices y hasta con ganas de regresar. Yo quizás muy pronto. Mis amigos, todavía la están pensando, pero sí aceptan haber pasado una noche muy divertida, y haber logrado tener una mente más abierta para aceptar que ¡la gente gay (y sus derivados) sí que se sabe divertir!

La única vez que vi cosas similares a todo esto que les he contado, fue por televisión, y siempre con un sentimiento de asco quizás, o de rechazo. Mientras uno vea solo de lejos y no se acerque a las distintas realidades que nos rodean, no logrará comprender lo complejo o quizás lo simple que pueden ser las cosas, los sentimientos de los demás, las costumbres, los deseos, la manera de pensar; en fin, todo lo que abarca el mundo personal de cada sujeto o de cada grupo social. (Nos falta mucho por descubrir, y a veces creemos que lo sabemos todo). Con este post NO he querido hacerle propaganda al local en mención, ni mucho menos promover que lo visiten. Solo quería compartir una experiencia que me sirvió (además de divertirme) para ser más compresiva y abierta a un mundo sobre el cual lamentablemente recaen muchos prejuicios y agresiones.
Saludos, terrícolas.

domingo, 12 de julio de 2009

¿Puedes dejar de ser tan hipócrita?

(8) Hipocresíiiiaaa(8) dice una canción de Los Pasteles Verdes (un grupo de sujetos que deben haber sido bien pastrulos para ponerse ese nombre), que se me viene a la mente cada vez que hablo de hipocresía con alguien.
Y es que este es un tema que siempre me ha interesado mucho, pues he sido víctima muchas veces de situaciones que implican este término en su máxima expresión.

Un saludo amable de esos que se dan con beso (costumbre peruana que me aburre), una sonrisa amistosa, y hasta en ocasiones un abrazo entusiasta, pueden ocultar detrás sentimientos desagradables e incluso un odio EXTREMO hacia quien los recibe (también puede ser de ida y vuelta). Sí señores, no lo nieguen, ¿quién no ha sido amable alguna vez con alguien que sabemos que no nos pasa? (por alguna razón conocida o no)

Pues sí, llámenle educación, diplomacia o delicadeza, como quieran, pero a veces es necesario hacerlo para evitar llegar a mayores conflictos.

Ahora, la cosa ya se pone complicada cuando quien te “detesta” (o solo no te pasa, o te odia, etc) empieza a ser incluso más amable de lo que tus amigos de confianza lo son contigo, y tu te preguntas ¿qué rayos? ¿quién le ha dado la confianza a este soquete?...y hablando de confianza, hay quienes no son precisamente hipócritas sino todo lo contario, son súper directos pero ya con roche, aunque sea la primera vez que te hayan visto. Tengo una pequeña anécdota acrca de este tema, pero eso ya será abordado en otro post.

Como decía, las situaciones se vuelven muy incómodas cuando la gente que no te soporta, sobrepasa los límites de la cortesía para entrar en el ámbito de la sobonería barata, la cual no les ha sido pedida en ningún momento. "Holaaa pero cómo estáaas???, que linda estás hoy! ¡ me encanta tu cabello!" son cosas que obviamente detestaríamoss oír de alguien a quien sabemos que no le caemos bien.Y yo me pregunto, ¿no pueden solo decir "hola"? ...¿tienen que ser tan...?!!!

A mi me sucedió una vez que me presentaron a una chica, que era bastante agradable por cierto, pero por cosas del destino que no puedo contar en este medio, la susodicha me empezó a agarrar bronca. No es que yo le hubiera hecho algún daño directamente, simplemente fueron cosas que a ella le molestaron. Aún así, yo no me había dado cuenta de lo que pasaba, pues sus buenos tratos hacia mí no daban lugar a sospecha alguna. Hasta que un día, en una conversación en la que yo no estaba, pero sí "L", una amiga mía muy cercana (cabe aclarar que la chica de la historia no sabía que L y yo eramos patazas), la muchacha de la historia soltó comentarios sobre mí que no debío soltar, y al enterarme de que realmente ella me detestaba, yo me sentí muy mal, pues si bien yo me lo pude haber imaginado alguna vez, nunca pensé que fuese para tanto. Lo gracioso del asunto es que ella siguió fingiendo que no pasaba nada y me trataba amablemente, no sobonamente, pero sí bien. En persona, claro.


Un día indirectamente, me empezó a insultar y hasta a amenazar (de broma supongo, pero con intenciones no muy felices) haciendo uso del msn de una amiga que teníamos en común, pero yo fingí que no me importó y hasta por ahí le solté una bromita molestosa.(error). Yo odio llevarme mal con las personas, siempre que puedo trato de hacer las paces y llevarme bien con todo el mundo. Pero en este caso nunca lo logré. Así que justo ayer estaba conversando con esta amiga que tenemos en común y le dije que me gustaría hablar con la chica de la historia y ver cómo podemos hacer para llevarnos mejor, sin que haya una hipocresía de por medio, por que detesto que la gente la ponga en práctica. (Yo al menos trato de serlo pero a veces me paso de la raya sin querer). En realidad me han pasado muchas veces situaciones similares y he tenido que enterarme por otros medios de los sentimientos de los demás hacia mí, aquellos que no son capaces de ser exrteriorizados por quienes los sienten, recibiendo así estas personas el título de hipócritas.

Espero algún día cerrar bien este capítulo y por fin( como antes solía decir): "todos seremos amigos" :D







viernes, 10 de julio de 2009

Introducción y primer tema.

Luego de una larga charla con una de mis mejores amigas, me decidí, raro en mí, por crear un blog. El título describe el tema por sí mismo. El blog “De Todo Un Poco” no está dedicado a un tema en particular sino a todo tipo de temas interesantes que me puedan pasar a mí o a Uds; además de comentarios y preguntas que alegremente responderé.

Para empezar, quisiera escribir sobre algo que a todos nos llama la atención: La hipocresía. Creo que a la mayoría de personas no les gusta saber que uno de sus amigos es hipócrita; es decir, que promueve ideas o sentimientos contrarios a los que en realidad tiene. Cuántas veces confiamos en alguien y cuando menos lo esperamos nos clava un puñal por la espalda. ¿Celos?, ¿Aburrimiento?, ¿Envidia?, ¿Una forma de matar el tiempo de personas conflictivas?

No se debe pensar que una persona hipócrita es necesariamente un enemigo. A mi parecer, la mayoría de personas que no se muestran como son, son así por miedo o falta de confianza. En nosotros recae la problemática de ganarnos su confianza si es que en verdad valoramos su amistad.

El problema de la hipocresía es que nadie está exento de ella; es decir, que todo aquel que propone un ideal a seguir no manifiesta el suyo como tal, sino que predica una moral que debiera ser para él y para los demás. Todos hemos sido hipócritas en algún momento, es natural serlo. El que dice que no es hipócrita en realidad es el más hipócrita porque miente a dos (a él mismo y a los demás). Nadie tiene moral intachable, Por eso la diferencia entre ésta y la ética (no quiero ahondar en el tema porque esta parte es sumamente complicada). En resumen, cada persona es hipócrita a su manera; es decir, posee una hipocresía de acuerdo a su ética. La diferencia entre el uso de este acto entre una y otra persona hace notar el contraste.

La hipocresía consta de dos operaciones, a través de las cuales se manifiesta en los modos simple y combinado: la simulación y el disimulo. La simulación consiste en mostrar lo que se desea, mientras que el disimulo oculta lo que no se quiere mostrar; por ello es que para mí la hipocresía es Arte, un arte que ha ido perfeccionándose a través de la historia y que ha cobrado vida de forma silenciosa, con cautela y sin una técnica única.

Si bien este tipo de arte es bueno de vez en cuando, se debe tener cuidado a la hora de usarlo. En ciertas ocasiones puede causar mucho daño a personas queridas, y por ende, se puede perder muchas amistades.